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¿Qué es un riesgo sistémico?

El riesgo sistémico se refiere al riesgo inherente a todo el mercado o segmento de mercado. Lo contrario del riesgo sistémico es el riesgo asistémico, que afecta a un grupo muy específico de valores o a un valor individual. Aunque el riesgo sistémico es impredecible e imposible de evitar por completo, los inversores pueden gestionarlo asegurándose de que sus carteras incluyan una variedad de clases de activos. Repasemos qué son los riesgos sistémicos y cómo manejarlos en caso que sucedan.

Qué es un riesgo sistémico

El riesgo sistémico se refiere al riesgo inherente a todo el mercado o segmento de mercado. El riesgo sistémico, también conocido como riesgo no diversificable, riesgo de volatilidad o riesgo de mercado, afecta al conjunto del mercado, no solo a una acción o sector concreto. El riesgo sistémico es imprevisible e imposible de evitar por completo. No puede mitigarse mediante la diversificación, sino sólo mediante la cobertura o utilizando la estrategia correcta de asignación de activos. El riesgo sistémico subyace a otros riesgos de inversión, como el riesgo sectorial. Por ejemplo, si un inversor ha puesto demasiado énfasis en valores de ciberseguridad, es posible diversificar invirtiendo en una serie de valores de otros sectores, como sanidad e infraestructuras. Sin embargo, el riesgo sistémico incorpora las variaciones de los tipos de interés, la inflación, las recesiones y las guerras, entre otros cambios importantes. Los cambios en estos ámbitos pueden afectar a todo el mercado y no pueden mitigarse modificando las posiciones dentro de una cartera de valores de renta variable pública.

Gráfica representando el riesgo sistémico. Fuente: UOC.

Diferencias entre riesgo sistémico y riesgo asistémico

Lo contrario del riesgo sistémico es el riesgo asistémico, que afecta a un grupo muy específico de valores o a un valor individual. El riesgo asistémico puede mitigarse mediante la diversificación. Mientras que el riesgo sistémico puede considerarse como la probabilidad de una pérdida asociada a todo el mercado o a un segmento del mismo, el riesgo asistémico se refiere a la probabilidad de una pérdida dentro de un sector o valor específico. Si queréis saber cuánto riesgo sistémico tiene un valor, fondo o cartera concretos, podéis fijaros en su beta, que mide la volatilidad de esa inversión en comparación con el mercado en general. Una beta superior a uno significa que la inversión tiene más riesgo sistémico (es decir, mayor volatilidad) que el mercado, mientras que una beta inferior a uno significa menos riesgo sistémico (es decir, menor volatilidad) que el mercado. Una beta igual a uno significa que la inversión tiene el mismo riesgo sistémico que el mercado.

Cómo podemos enfrentar un riesgo sistémico

Aunque el riesgo sistémico es impredecible e imposible de evitar por completo, los inversores pueden gestionarlo asegurándose de que sus carteras incluyan una variedad de clases de activos, como renta fija, efectivo y bienes inmuebles, cada uno de los cuales reaccionará de forma diferente ante un acontecimiento que afecte al mercado en general. Por ejemplo, un aumento de los tipos de interés hará que algunos bonos de nueva emisión sean más valiosos, mientras que hará que algunas acciones de empresas pierdan valor. Así pues, asegurarse de que una cartera incorpora abundantes valores generadores de ingresos mitigará la pérdida de valor de algunas acciones.

Ejemplo de riesgo sistémico

La Gran Recesión también es un ejemplo de riesgo sistémico. Cualquiera que estuviera invertido en el mercado en 2008 vio cómo los valores de sus inversiones cambiaban drásticamente a raíz de este acontecimiento económico. La Gran Recesión afectó a las clases de activos de diferentes maneras, ya que los valores más arriesgados (por ejemplo, los que estaban más apalancados) se vendieron en grandes cantidades, mientras que los activos más sencillos, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos, se revalorizaron. Recientemente hemos presenciado diferentes quiebras bancarias en los Estados Unidos, donde diferentes entidades bancarias como el Silicon Valley Bank, el Signature Bank, el Silvergate Bank o el más reciente First Republic Bank, han sufrido quiebras que los ha llevado a la bancarrota. Estos sucesos han sembrado el pánico en los mercados globales por el temor de que se repita el efecto contagio que sucedió el año 2008 con el riesgo sistémico que provocó la gran crisis y la posterior oleada de quiebras bancarias alrededor del mundo. Para nuestra fortuna, esta vez los bancos centrales han actuado con rápidez y decisión por evitar que el pánico se contagiara a otras entidades, eso si, a cambio de imprimir más dinero. Este suceso ha suprimido los avances realizados en meses posteriores por combatir la inflación que nos azota desde hace dos años.

Lista de las quiebras bancarias más grandes de la historia de Estados Unidos. Fuente: FDIC.