Invierte en la mejor plataforma del Sector Automotriz

Proteger nuestra cartera de inversión si hay un apagón europeo

Parece que el problema del gas en el viejo continente sigue teniendo un escape que cerrar… La escasez de gas, el racionamiento y los posibles apagones se perfilan para darnos un duro invierno para Europa. Los gobiernos de todo el bloque están trabajando para llenar los depósitos de gas en caso de que Rusia interrumpa el flujo de gas, pero es probable que sólo dispongamos de suficiente gas para dos o tres meses. Por eso, ahora que el verano se acaba, es un buen momento para pensar en las cinco grandes consecuencias que probablemente se produzcan este invierno, y en cómo preparar nuestra cartera de inversión en acciones para ellas…

1: El consumidor sufre mientras los productores de gas se benefician.

El crecimiento del precio del gas puede ser una buena noticia para los productores de gas, pero no para los consumidores y las industrias europeas. Y lo que es peor, es un problema con efectos a nivel mundial. Por ejemplo, vamos a ver el precio de gas holandes (TTF), el de referencia en Europa . Sus precios se han multiplicado por siete desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero.

 

La falta de gas por gasoducto en Europa también significa que el bloque ha tenido que recurrir a otras fuentes de energía, como el gas natural licuado (GNL), para complementar las reservas, lo que ha hecho que su precio sea cuatro veces superior a su media reciente de cuatro años. Es posible que Europa pueda evitar los apagones este invierno, pero sólo podrá hacerlo superando la oferta de otros países, y eso significa que los precios del GNL probablemente seguirán creciendo durante más tiempo. Con estos costes energéticos más elevados, que están afectando a los presupuestos de los hogares, podría ser prudente evitar la inversión en acciones europeas de consumo discrecional durante un tiempo. Mejor consideremos la posibilidad de invertir en productores de gas europeos como Equinor, Royal Dutch Shell o BP

 

También podemos realizar nuestra inversión en acciones en empresas que se beneficien de la fuerte demanda de GNL, como Chesapeake, EQT Corp, Antero Resources, Golar LNG o Cheniere Energy.

 

2: El sector industrial de Europa recibe un buen golpe.​​

El racionamiento del gas suena feo y es probable que lo sea, especialmente para las industrias que consumen mucha energía, como la química, la automovilística, la del papel y la del acero. En el siguiente gráfico podéis ver el uso de gas por cada sector industrial en relación con su contribución a la actividad económica en Alemania.

Estos sectores ya han visto un crecimiento notable en sus gastos por las subidas de los precios de la electricidad, pero podrían sufrir un golpe aún mayor en sus resultados si el racionamiento les obliga a reducir la producción. Esto conducirá a un descenso de la rentabilidad, ya que los costes fijos seguirían siendo los mismos, pero repartidos entre menos bienes producidos. Además, en el caso de las industrias que compiten en una curva de costes global (productos químicos, papel y acero) una subida en el precio por cada unidad hará que la inversión en acciones de estas industrias europeas sean menos competitivas en comparación con las de sus homólogos asiáticos y estadounidenses.

 

Por tanto, lo más recomendable sería evitar a los fabricantes europeos de productos químicos, papel y acero. Mejor posicionarnos en fabricantes de productos químicos estadounidenses como Dow, LyondellBasell y Huntsman. Con estos probablemente nos beneficiemos de un crecimiento en los precios de los productos químicos a medida que la oferta europea se vea afectada. Una buena estrategia sería posicionarnos en corto en acciones de productores químicos europeos y en largo en acciones de productores químicos estadounidenses.

3: Se acerca una recesión europea.​

La bajada del poder adquisitivo de los consumidores, el crecimiento de los costes para los sectores industriales y los riesgos de recortes en la producción apuntan a un crecimiento económico más lento y a mayor presión inflacionaria en Europa. Los economistas de abrdn afirman que es probable que se produzca una recesión europea este año. Calculan que el crecimiento sufrirá una caída del 1,5%, pero que el impacto será mayor, de 4,5% si Rusia interrumpe completamente los flujos de gas. Y estiman que las subidas de los precios del gas añadirán más presión a la inflación este año, y mucho más el siguiente. 

La crisis energética se puede llevar por delante las perspectivas de crecimiento de la UE. Fuente: Bloomberg.

Una recesión en Europa no sería nada bueno para la inversión en acciones europeas, por lo que es posible que sea mejor buscar activos en Estados Unidos. Sin embargo, si realmente queremos estar expuesto a Europa, las oportunidades más seguras están en industrias más defensivas como la farmacéutica y la de alimentos y bebidas, donde la demanda y la producción estarían más aisladas incluso en caso de un apagón.

4: El euro se debilita, y se mantiene más débil.​

A lo largo del año 2022 el euro se ha debilitado mucho frente al dólar, y es probable que siga sufriendo. Por supuesto, el Banco Central Europeo (BCE) ha empezado a subir los tipos de interés y es probable que los siga subiendo. (Unos tipos más altos suelen beneficiar a la divisa de un país, ya que hace crecer la demanda de los inversores).

 

Sin embargo, el BCE ha tardado en subir los tipos y está relativamente limitado en cuanto a la cantidad que puede subir, dependiendo de cómo responda la economía. El BCE está atrapado entre la espada y la pared. Ahora mismo debe mantener a raya la inflación sobre la media de la región y mantener a raya una fuerte recesión económica. Una recesión debilitaría profundamente el euro, agravando la presión inflacionaria al que nos enfrentamos en Europa al subir el precio de las importaciones para consumidores y empresas.

5: Se produce una destrucción permanente de la demanda.

Cuanto más dure la escasez de gas, mayor será el riesgo de una destrucción permanente de la demanda, ya que los consumidores y las industrias se adaptarán a un entorno con precios del sector energético más altos. Además, el fin de la dependencia europea del gas ruso provocará una subida de los precios del gas en todo el bloque, lo que reducirá la competitividad de Europa en el sector manufacturero y reducirá el interés por parte de los inversores.

 

Y al mismo tiempo, podríamos ver cómo las nuevas inversiones empresariales y la fabricación se desplazan a regiones con menores costes energéticos. Por ejemplo, las nuevas inversiones empresariales en los sectores petroquímicos podrían seguir el ejemplo del refinado europeo al trasladarse a regiones con costes ventajosos como Estados Unidos, donde las industrias se benefician de los precios más bajos del gas.