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Activos no corrientes: qué son, características y diferencias

Dentro de los términos de economía, uno que puedes haber escuchado más de una vez, sobre todo porque está relacionado con la contabilidad de una empresa, son los activos no corrientes. ¿Sabes a qué se refiere?

A continuación queremos ayudarte a que entiendas qué son los activos no corrientes, ejemplos de estos y la diferencia con los activos corrientes. ¿Nos ponemos manos a la obra?

Qué son los activos no corrientes

Los activos no corrientes son aquellos «activos», valga la redundancia, que van a estar en la empresa más de un año. Dicho de otro modo, son aquellos activos que tiene la empresa y que, para convertirse en dinero, necesitan más de un año para conseguirlo.

Otro de los nombres que recibe es activo fijo.

Pero, ¿realmente entiendes lo que te hemos comentado? Verás, en las empresas, cuando se hace un balance de situación, se sabe que hay tres elementos:

El activo de la empresa, es decir, todos los bienes y derechos que tiene la empresa. En este nos encontramos con activo corriente, que son aquellos que se pueden convertir en dinero en poco tiempo; y el no corriente, que es el que nos ocupa.
El patrimonio neto, donde también se diferencia entre activo y pasivo.
El pasivo, entendido este como deudas y obligaciones de pago.

Ahora, entender los activos no corrientes es más fácil, pero lo será aún más en el siguiente apartado, en el que te damos ejemplos para que puedas distinguirlo.

Ejemplos de activos no corrientes

Como te decíamos, los activos no corrientes no aquellos de los que dispone una empresa y que estarán más de un año con ellos (no quiere decir que pasado el año desaparezcan, algunos pueden estar dos, cinco, o cincuenta años).

Y es que, algunos ejemplos que te van a ayudar a clarificar las ideas, son los siguientes:

Marcas, patentes… En general, aquellos activos intangibles que tienen las empresas y que les dan un derecho de propiedad industrial. En el caso de un particular, podría ser, por ejemplo, el registro de propiedad por haber escrito un libro.
Maquinaria, vehículos, locales… Todo lo que tenga que ver con el inmovilizado material puede ser algo que entraría dentro de los activos no corrientes.
Acciones, o cualquier tipo de inversión financiera.

Características de los activos no corrientes

En base a todo lo anterior, no hay duda de que los activos no corrientes tienen una serie de características que los diferencian de los activos corrientes. Entre ellas tenemos las siguientes:

Son activos duraderos. Aunque eso no quiere decir que vayan a ser eternos. De hecho, conforme pase el tiempo irán teniendo menos valor.
A menudo son poco líquidos, es decir, que no se convierten en dinero o necesitan más de un año para hacerlo.
Son recursos que pueden impulsar el negocio.
Son útiles en el sentido de que permiten gestionar el negocio (o que este funcione).

Qué diferencia el activo no corriente con el corriente

Aunque es posible que ya sepas la diferencia, y que puedas intuir las claves para separar un activo de otro, queremos dejártelo bien explicado para que no tengas problemas a la hora de hacer la contabilidad.

Debes saber que el activo corriente estará formado por todos los bienes y derechos que pueden hacerse líquidos (en el sentido de cambiarse por dinero) en un plazo inferior a un año. Es decir, todo lo que haya en la empresa que se pueda transformar en dinero.

¿Y qué ejemplos podemos darte? Pues el dinero que haya en la cuenta bancaria de la empresa, las mercancías o productos que se deben vender, el efectivo de las tiendas (si se tienen), las inversiones que se hayan hecho con vencimiento menor a un año…

Básicamente, la gran diferencia que hay está en el tiempo. Los corrientes se liquidan en un año; y los no corrientes en más de un año.

Por ejemplo, imagina que tienes una estantería repleta de yogures. Tu empresa es un supermercado y tienes esa estantería con precios de liquidación (porque no vas a vender más esa marca).

Los clientes acudirán a tu negocio y es posible que vayan comprando esos yogures que tienes. Así, llegará un momento en que estos, bien porque se han vendido, o bien porque se han devuelto por estar ya caducados, estarán vendidos. Pero no la estantería. Nadie compraría la estantería, porque forma parte de tu mobiliario.

Así, podemos decir que los yogures serían los activos corrientes a nivel contable. Mientras que, la estantería, sería parte de los activos no corrientes, porque no la vendes, y si lo haces, puedes tardar más de un año en conseguir el dinero por ella.

Como ves, los activos no corrientes son una parte esencial en las empresas y todas ellas disponen de estos. Es verdad que, dependiendo del tipo que sea, puede tener más o menos, pero en el momento en que haya mobiliario o maquinaria para llevar a cabo el trabajo ya se estaría en contabilidad con este término para anotarlo. ¿Lo habías escuchado alguna vez?