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Autónomo dependiente, ¿es legal?

Seguro que más de una vez has visto ofertas de trabajo en el que el requisito principal era el de ser autónomo. A lo mejor en la entrevista te han pedido que te hagas autónomo para empezar a trabajar en la empresa. Pero en estos casos serías autónomo dependiente, ¿es legal eso? ¿Se permite ser autónomo y trabajar como si fueras trabajador en una empresa?

Si quieres saber la legalidad de esta figura, sus pros y contras y algunos detalles importantes más, presta atención a lo que hemos recopilado. ¿Empezamos?

Qué es un autónomo dependiente

Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración, la Ley 20/2007, del Estatuto del trabajo Autónomo, existe una figura llamada trabajador autónomo económicamente dependiente. Y lo define como una persona autónoma que realiza su actividad en una empresa o para un cliente del que dependen el 75% de sus ingresos.

Dicho de otra manera, para el autónomo, ese cliente al que trabaja es el más importante porque es el que le aporta el 75% de sus ingresos mensuales.

En base a esta definición, podemos encontrar algunas características claras sobre un autónomo dependiente:

Tiene un cliente principal que le aporta el 75% de sus ingresos. Esto no quiere decir que no tenga otros clientes.
Su relación con ese cliente está bajo un contrato de trabajo donde debe reflejarse cuál es la remuneración, las pausas del trabajo (porque sí tienen descansos y días libres), duración del contrato, indemnización por incumplimiento…
Es el autónomo el que decide cómo se organiza, no el cliente. Es decir, no tiene por qué cumplir la misma jornada que un trabajador normal.

Autónomo dependiente vs falso autónomo

Al hablar de autónomo dependiente es inevitable pensar en el falso autónomo. Es decir, en esos trabajadores que se supone que están contratados por una empresa pero son ellos los que asumen todos los gastos y además no tiene ningún derecho laboral.

El falso autónomo tiene que trabajar según el horario del cliente y según una retribución, pero sin que el autónomo pueda exigir descanso, vacaciones, pagas extras, etc.

¿Es legal la figura de autónomo dependiente?

Con todo lo que hemos visto hasta ahora ya sí puedes hacerte una idea de la respuesta a la pregunta que iniciaba el artículo. Un autónomo dependiente es legal. Está recogido en la ley y es una figura que se acepta siempre y cuando se cumplan con los requisitos para ser considerado como tal.

Ahora bien, muchas empresas utilizan esta figura para evitar el gasto que supone contratar a un trabajador, y prefieren un autónomo que no les cuesta nada. El problema es que hay una fina línea entre autónomo dependiente y falso autónomo. Y muchas veces se cruza al punto de tener autónomos trabajando como si fueran trabajadores por cuenta ajena, pero sin tener que pagarles o darles vacaciones, pagas extras, incapacidad temporal…

La forma y contenido del contrato del autónomo dependiente

Como te hemos dicho antes, el autónomo dependiente necesita un contrato firmado con la empresa para poder realizar la actividad como tal.

Existen una serie de apartados imprescindibles en este contrato, más allá de la propia identificación de las partes y del objeto por el que se celebra ese documento. Por ejemplo:

Saber cuándo serán las vacaciones, descansos semanales y festivos.
Conocer la duración máxima de la jornada. Cuidado, porque no es establecer un horario, sino cuánto va a trabajar el autónomo para ese cliente, pero organizándose el autónomo.
Que conste la condición de dependiente económicamente. Además, deberá añadirse una declaración de cumplimiento de todos los requisitos legales (según el Real Decreto 197/2009).

Derechos de los autónomos dependientes

Hay una gran diferencia entre un autónomo y un falso autónomo. Pero también los autónomos dependientes. Y es que estos tienen una serie de derechos que la empresa debe satisfacer. ¿Cuáles? Los siguientes:

Tener un contrato por escrito registrado en el Servicio Público de Empleo Estatal.
Tener como mínimo 18 días hábiles de descanso al año.
A ser indemnizado por los daños y perjuicios si el contrato se incumple de manera injustificada.
Elegir a sus representantes ante la empresa.
Acceder a la jurisdicción de lo social.
Firmar acuerdos de interés profesional.

Pros y contras de ser autónomo dependiente

Está claro que la figura del autónomo dependiente tiene algunas ventajas extras que no tienen los autónomos, como el hecho de contar con descansos (que se supone son pagados) a ser indemnizado si hay incumplimientos por parte de la empresa. Pero, ¿te has parado a pensar si es mejor ser autónomo o autónomo dependiente?

Ventajas de ser autónomo dependiente

Vamos a empezar por las ventajas que tiene ser un autónomo dependiente. Una de las principales es la estabilidad económica. El hecho de tener un cliente que ya nos ofrece el 75% de los ingresos como algo fijo da seguridad y tranquilidad.

Otro factor importante es que se trabaja menos. Al tener este cliente, la búsqueda de nuevos o de más ingresos a veces no es tan necesaria como para otros autónomos, lo que hace que no tengan que dedicar tanto tiempo a buscar nuevos, a negociar, gestionar diferentes proyectos, etc.

La relación con este cliente es más estrecha, y eso puede ayudar a desarrollar una relación profesional fuerte y duradera, lo que se traduce en más tranquilidad porque se tiene estabilidad (algo que para los autónomos no es fácil de conseguir).

Desventajas

La primera desventaja de un autónomo dependiente es, precisamente, esa dependencia que tiene para con un cliente. Que el 75% de tus ingresos mensuales depende de solo un cliente es un riesgo bastante elevado porque, si este cae, al final no puede subsistir solo con un 25% del negocio, y hasta que encuentra nuevos clientes puede pasar una mala racha.

Otro riesgo importante a tener en cuenta es la menor protección laboral. Sí, es cierto que tienen algunos derechos, pero no los mismos que un trabajador por cuenta ajena. Aun cuando muchos hacen el mismo trabajo que estos.

Como autónomos, deben hacerse cargo de su facturación, impuestos, seguros sociales… como un autónomo normal, lo que implica que debe tener una gestoría o conocimientos suficientes para gestionar estos temas de manera adecuada (o de lo contrario se enfrenta a multas).

Por último, y aunque hemos hecho hincapié en que el autónomo dependiente es quien se organiza su jornada y forma de trabajar, la realidad es que los clientes son los que suelen establecer el horario en que debe estar activa esa persona y cómo debe trabajar. Además, está en desventaja para con el cliente porque, al saber este que es su principal fuente de ingresos, las negociaciones siempre se inclinan hacia su lado.