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¿Merece la pena una pignoración frente a la hipoteca? Descúbrelo

Términos como aval, hipoteca… son bastante conocidos. Sin embargo, hay un tercero que no todo el mundo ha escuchado: pignoración. ¿Has oído hablar de ella?

Si nunca has escuchado esta palabra, y, sin embargo, quieres saber el porqué está tan relacionada con esas figuras que te hemos citado (y si es posible beneficiarte de cara a préstamos, hipotecas, etc.) a continuación te desarrollamos el tema.

Qué es la pignoración

La pignoración, o bien el acto de pignorar, no es otra que la acción de dar o dejar en prenda un bien, mueble o inmueble.

Por ejemplo, imagina que necesitas un préstamo y necesitas pignorar un vehículo que tienes. Pues ese vehículo (coche, moto…) se deja en prenda para garantizar el pago, de tal forma que, si fallas, la otra persona o entidad se quedaría con ese bien (porque realmente tú pierdes la propiedad mientras está pignorado).

En España la pignoración se rige por el Código Civil, concretamente por los artículos 1863 y siguientes.

Bienes que pueden pignorarse

Como te hemos dicho en el concepto de pignoración, hay varios tipos de bienes que pueden «ponerse en prenda». Sin embargo, muchos no tienen claros cuáles son más allá de los bienes inmuebles y muebles (y hay que tender qué engloba cada uno de ellos).

Así, para que sea más fácil para ti, los bienes a pignorar aceptados son los siguientes:

Bienes inmuebles: casas, locales, talleres, garajes…
Vehículos: coches, motos e incluso otro tipo de vehículos (muchas veces a motor).
Inversiones: acciones, bonos, carteras…
Cuentas bancarias: se aceptan, aunque no es lo normal.
Joyas: tampoco se suelen pignorar, pero sí son aceptadas.

Ten en cuenta que la aceptación o denegación de estos viene lo tendrá que decidir la entidad con la que se negocie, ya que cada una tiene una serie de pautas y procedimientos.

Diferencia entre pignoración y aval

Después de ver el concepto de pignoración, y de entenderlo, seguro que te ha surgido la duda de relacionarlo con el aval. Al fin y al cabo, parecen lo mismo. Sin embargo, en realidad no lo es.

Mientras que la pignoración es el acto de poner un bien (ya sea mueble o inmueble) en prenda (es decir, como garantía para que puedan darte un préstamo o algo similar); en el caso del avalar es que una persona (o bien) garantiza el pago de la deuda de otra persona. Es decir, no es tuyo ese bien, al contrario de lo que sí pasa a la hora de pignorar.

De hecho, también puedes pensar en el concepto de hipotecar, ya que está más cercano a pignorar. ¿Y qué diferencia hay? Pues que en el caso de las hipotecas, solo se aceptan bienes inmuebles, pero no bienes muebles.

Ventajas e inconvenientes de la pignoración

La pignoración es algo que se utiliza mucho en el sector bancario, sobre todo para determinados préstamos. Sin embargo, no es algo de lo que todos los bancos hablen y en muchos tienes tú que sacar el tema para que te lo ofrezcan.

Sin embargo, lo cierto es que tiene múltiples ventajas, tanto para uno como para otro. Verás, en el caso del acreedor, los beneficios de la pignoración serían:

Traslado de la posición del bien mueble o inmueble. Es decir, se pone como garantía, pero pasa a ser controlado por el acreedor. Esto se hace así para que la otra parte no pueda sustraerlo, perjudicarlo, etc. Y así, si se incumple el contrato, directamente se puede vender en subasta pública.

Ese bien no puede ser embargado por otros terceros. Es decir, que en el momento en que se pignora, nadie más puede tomar posesión del bien más allá del acreedor.

En el caso del obligado, aunque pueda parecer que no, también hay ventajas: la posibilidad de obtener un crédito o préstamo que, de otra forma, no sería capaz de conseguir. Además, el coste que conlleva constituir la garantía es menor que la de una hipoteca.

Lo no tan bueno de la pignoración

Como todo, hay sus pros y sus contras, y en el hecho de pignorar también te vas a encontrar con problemas. La más habitual tiene que ver con la pérdida de ese bien mientras dure el préstamo. Es decir, se pierde la titularidad del bien hasta que la deuda esté completamente saldada.

Básicamente, ese es el mayor problema que te vas a encontrar.

¿Merece la pena?

Después de todo lo que has leído, quizás ahora mismo te plantees si merece la pena una pignoración frente a una hipoteca o similar. Teniendo en cuenta que los costes son muy bajos, los expertos no recomiendan esta fórmula si hay posibilidad de otras alternativas.

Y es que, mientras dure la pignoración, tienes que dejar el bien en prenda, sin poder utilizarlo, y salvo que no lo hicieras tú mismo, esto suele llevar molestias y contratiempos.

Además, en caso de que no pagues, te expones a perder ese bien por completo.

Como ves, la pignoración es un concepto que debes tener muy claro, sobre todo en algunos trámites bancarios, para saber exactamente lo que te piden y lo que tú puedes pedir a las entidades. ¿Lo habías escuchado alguna vez?